lunes, 26 de noviembre de 2012

Recuperar el Puño y la Rosa.

Tras las elecciones catalanas el diagnóstico unánime ha sido, "hemos salvado los muebles". Y cierto es que las previsiones sobre los resultados que obtendría el PSC en Cataluña han sido amortiguados por la segunda posición en número de votos en Cataluña y la tercera fuerza política en escaños. El Presidente Griñán en un acto el viernes con Juventudes Socialistas advertía que los resultados en Cataluña serían vitales ya que los votos alcanzados en Andalucía y Cataluña han sido decisivos para formar gobiernos socialistas en España. Hoy se hablará del fracaso de Mas y su órdago soberanista, sin embargo los socialistas deberíamos reflexionar sobre la situación del PSOE y PSC y su contribución a nuestro país como organizaciones que han sabido aunar sus fuerzas para afrontar cambios sociales en España. La deriva nacionalista que toman los resultados en Cataluña hará posible una ley de consultas, pero Mas deberá afrontar un periodo de negociaciones, gobernar en minoría o con pactos puntuales, porque que la derecha catalana gobierne con la izquierda independentista de ERC no tiene mucho sentido, solo que las dos fuerzas se unan para reclamar un trato diferencial de Cataluña con respecto a las demás comunidades autónomas, y el PP no estaría dispuesto a sumarse al órdago soberanista de Mas, aunque sus programas de liberalización y privatización de los servicios públicos para minar el estado del bienestar coincidan.

En este aspecto el PSOE acierta reivindicando un modelo federal para nuestro país. Haciendo algo de autocrítica creo que en Cataluña hemos llegado tarde reclamando el federalismo como un modelo que conserve las competencias de cada territorio y fortalezca esa capacidad de gestión que ha posibilitado el modelo autonómico haciendo de España el país de la UE que ha crecido con mayor convergencia interna, es decir, afrontando y compensando las desigualdades entre comunidades autónomas. Ese razonamiento no se explica en dos semanas de campaña, ni con las redes sociales, a mi juicio incapaces para divulgar razonamientos o modelos de estado. Hemos de reivindicar un modelo federal donde cada territorio se sienta reconocido en sus identidades culturales y lingüísticas que pare la ola de recentralización de las competencias apoyadas en falsos argumentos de eficiencia y austeridad en el gasto, populistas y demagogos en tiempos de crisis, pero a la vista ineficaces en un país como España. Y hay que reclamar el federalismo con contundencia. Como la solución que posibilite la convivencia de territorios en España. Que acabe con la demagogia arropada en banderas y tenga como verdad la igualdad de oportunidades de todas las españolas y españoles, vivan donde vivan, se sientan de la identidad que se sientan. Hay que recuperar el puño para reclamar con contundencia un sistema tributario más progresivo, una administración eficaz contra el fraude fiscal, una nueva ley hipotecaria y una reforma laboral que posibilite acuerdos entre sindicatos y empresarios que nivelen las fuerzas del mercado laboral y devuelva a los sindicatos a protagonizar la negociación colectiva, el único arma del que dispone el trabajador. Y hay que defender la rosa de la igualdad de oportunidades, la rosa que posibilita que haya servicios públicos universales y gratuitos como educación, sanidad, dependencia, tutela judicial y prestaciones dignas para el desempleo, la rosa que ofrece protección a aquel que se cae, fracasa o es víctima de alguna injusticia. 

Y algo que no se nos debe escapar es que en ese cometido la mayor importancia en representar el puño y la rosa la tenemos los militantes del PSOE. Un partido lo hacen sus militantes y no vale escudarse en que la culpa la tiene el otro. Hay que volver a llenar las casas del pueblo para debatir y reclamar esa sociedad con la que soñamos las y los socialistas, y además con la sociedad civil y desde la sociedad civil. Las redes sociales deben ser instrumentos de comunicación y convocatoria, pero no de debate y razonamiento. La libertad que promulga el socialismo basada en la igualdad de oportunidades debe ser defendida y conquistada, una conquista organizada en la que hemos dado muchos pasos atrás. Eso debe ser persona a persona, debate a debate, conquista a conquista, pues a la vista está que nos queda una largo camino por recorrer.

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